Thursday, November 27, 2008


He vaticinado los pasos
que se acercan a mi gruta
como cantares pastoriles,

ronroneante como mi barba
en tu torso extenso,
como cuando a mi cima desértica te haces,
como cuando a tu cima rojiza me hago.

Mis manos de exculpado carcelero
no tienen otro nombre
que el tuyo disfrazado de niño.

Un basurero
más preciado que lo que contiene
no me mira. Me acorrala
entre la dulce y macabra cuadrícula del ensoñarte.

Y el mediodía canta y llora
como boca y ojos que se llenan con todo.

Y el minutero como lengua garrapateante,
azota y azota mi olvidada argolla taciturna.

Como una mancha intachable
estás por dentro, como la piel por dentro.

Hay algo más parecido a mí
que mi sombra en el fondo
del barranco del recuerdo.

No estás aquí, silueta dorada
pero sí estuviste y estarás.

Como el brillo de todos los continentes
apareces a veces por delante,
Hombre Niño que eres o eras.
Y con pestañas largas como patas de araña,
vienes por las noches a embobarme todo
con la plenitud de un astro incomparable
que es mío y se me prohíbe,
como las cosas que gustan
pero son apariciones de reflejos cristalizados
en dos porciones de tiempo,
en una sola estancia,
transformándose y transvistiéndose:
Hombre Niño y Mujer en uno solo.

Friday, September 05, 2008

OBSERVACIÓN.

Cuando un grito se alza sobre la sala, no es nada comparado con lo que vendrá después. Un verdadero mundo o submundo. O cuarenta y cinco mundos más el mío. Más el mundo de La Miss. Uno de ellos entrega las calificaciones de la clase anterior. Enormes círculos erráticos, de borde rojo con dos números en su interior acompañan cada hoja que después de ser entregada irá a parar adonde va a parar todo lo que no sirve para nada o lo que se sabe que sirve. La puerta se abre. Alguien sale.Uno camina. Otro grita. Todos escuchan música. Otros conversan con el compañero del lado, con el compañero del frente, con el de la otra fila de bancos, con la gente que pasa por el patio. Una melodía inglesa o gringa sale del radio de La Miss, no sé con qué propósito. Nadie se escucha ni a si mismo. Por el ventanal de muro a muro, veo un par de semáforos. Incansables. Sonó el timbre que cambia de la hora quinta a la sexta. Agradezco no haber salido antes a este circo. Verde. Rojo. Verde. Rojo. Cansado. Incansable. Resignado. El semáforo detiene el tráfico. El ruido no se va y no se va. Ni el semáforo en rojo hace que guarden silencio. Basura. Por todos lados basura. La misma basura que recogen a cada rato, es la misma que cae, entre los bancos, entre las sillas, entre los pies. Pendraibs, emepecuatros, audífonos, manoslibres, teléfonos, teléfonos y más teléfonos. En la sala completa se escucha un comercial de radio, pero los ruidos de los cuarenta y cinco puede más. Tal vez sean menos. Tal vez sean m´s. Tal vez más de otra alma quiere no estar acá, en el tercer piso de esta máquina de domesticar. Verde. Rojo. Verde. Rojo. ¿Incansable?. ¿Cansado?. Cansado sin aún empezar. A un costado de mi, uno de los cuarenta y cinco dibuja magistralmente. Se motiva a si mismo. Conversa con si mismo. Lo se por el ejercicio de sus ojos y manos. Son caricaturas creadas para representar un cuento con nombre inglés. La cuadricula del piso no luce nada de perspectiva en medio de noventa pies, más de ciento cincuenta patas de sillas y patas de mesas. La radio suena. La sala suena y no deja de sonar. La calle afuera suena con sus autos acompañantes, con sus motores acompañantes. Verde. Rojo. Verde. Rojo. Y mis ojos no se cierran. Y mis oídos no se cierran. En ellos el caudal que transforma los sonidos, se ha convertido en un caos. Un caos. Un caos. Mi lápiz se desliza. Se desliza. Hay algunos seres serenos que desde su pupitre miran más de lo que yo veo. La universalidad de las cosas me ha coartado la mitad de la libertad que tuve cuando fui parte de los cuarenta y cinco en algún momento. En medio de este espectáculo nadie se dio cuenta que el más desordenado está tranquilo. Solo en un rincón. Ni el mismo se molesta al parecer. Con tantas ganas también sacaría mis audífonos para mandar esta realidad tangible a lo más lejano donde llegue la luz. O donde comience la oscuridad. La oscuridad da calma. EN CASO DE DUDAS, CONFIRMAR CON EL CUIDADOR DEL CEMENTERIO. Hay algo más complejo que el no querer estar acá: no querer estar en ningún lado. El lenguaje en el lenguaje tiene más locura que cordura. Este palabreo enfermo de este enfermo me hace pensar que nunca tendré calma. Observo y observo. Escribo unas cuantas líneas y el verde ya no lo es. Con el rojo desaparece. Y la bic roja de La Miss va en dirección a la hoja de calificaciones del libro. Garrapatea en los confines de esa cuadrícula por algunos segundos siguiendo algún apellido según el abecedario. El semáforo en rojo por la proximidad del mediodía provocó una fila de ruedas detenidas en el asfalto. Aquí adentro, más de una camisa afuera. Más de un olor a peste y cuarenta y cinco olores distintos. Ya viene el timbre, ya viene. Ya viene el silencio. Ya viene. Se pseudo ordenan las sillas. El semáforo otra vez a rojo. Otra vez a verde. Otra vez.

Friday, August 22, 2008

Los hombres con voz suave
aparecen aveces como espejismos
en desiertos calurosos y difusos
y así como pasan
desaparecen en el camino sin fin del olvido
o el bamboleo finito del tiempo.

La voz suave
ondea y ondea,
entra al caracol
y lo que antes fue sonido
ahora es un vibrar de aguas calmas.
Algo eléctrico
golpea el hipotálamo...
Las cosas no pensadas,
ya pasaron.
Traté de buscar
algo más tangible.

El vaso se derramó,
el fluido se encaminó al lugar más bajo,
y por orden de la gravedad dictadora
se acercó a todo y a ningún lado.

Cuando la esperma se derrama
no importa nada.
Cuando algo importa
las gotas no se derraman por nada.

Y el fluido se secó,
como el agua en el asfalto.
Por la huella que dejó el charco,
mis pasos se encaminan
hacia un paisaje más fecundo.

Y no hay nadie,
ni fluido derramable
ni motivos para hacerlo.

Mis pasos de constantes ires y venires
aunque pasan por las marcas en el suelo
no borran nada.

Y hago de cuentas
que no miro nada.
Paso sin pasar.
Avanzo y no voy a ningún lado.

Monday, August 11, 2008

Los hombres con voz suave
aparecen aveces como espejismos
en desiertos calurosos y difusos
y así como pasan
desaparecen en el camino sin fin del olvido
o el bamboleo finito del tiempo.

La voz suave
ondea y ondea,
entra al caracol
y lo que antes fue sonido
ahora es un vibrar de aguas calmas.
Algo eléctrico
golpea el hipotálamo...

Tuesday, July 08, 2008

...

Cuando a la una de la tarde
despierten tus ojos
¿pensarás en mi?

cuando mi cuerpo ausente
se presente en tu cita con morfeo
¿pensarás en mi?

cuando mi cuerpo y no mi alma
sea presa de la cruel distancia
¿pensarás en mi?

cuando una noche lejana
el la distancia lejana
mi todo te invoque
¿pensarás en mi?

cuando mi llanto me anegue
y mis párpados necesiten por ti barricadas
¿pensarás en mi?

cuando tus besos del pasado
vengan a tocar mi puerta
y tu estes lejos
¿pensarás en mi?

cuando camines en otras compañias
caminos que antes ya caminamos
¿pensarás en mi?

cuando afloren las dudas
y la desconfianza nos despedace
¿pensarás en mi?

cuando añore escucharte
y mis llamadas no 'entren'
¿pensarás en mi?

cuando otros ojos te divisen
y se entrecrucen con otros ojos
¿pensarás en mi?

cuando con otros bailes
y sus manos rocen
¿pensarás en mi?

cuando nuevamente te inviten
a otra cama agreste
¿pensarás en mi?

Ni tu, ni yo, sabremos
si pensarás en mi.-

Todo lo que veo de ti...

Todo lo que veo de ti
no es todo lo que hay.

Tal vez más allá
un encuentro con tus alas,
tu cuerpo,
sea posible.

No he visto nada
de lo que no quieres mostrarme.

Las comisuras no se han abierto
ni para beber del mismo vino
ni del mismo vaso.

Las huellas de tus manos,
¿consignan una que me represente?

La oscuridad no se desplaza.